La selección portuguesa dirigida por Fernando Santos se ha proclamado campeona de Europa por primera vez en su historia gracias a un gol del delantero Éder en la segunda parte de la prórroga de un partido hasta entonces igualado a ceros. Cristiano Ronaldo fue protagonista negativamente al marcharse lesionado en el minuto 24 tras recibir un duro golpe de Payet en la pierna de apoyo que le causó un esguince de rodilla.
Portugal se quedó sin su líder y guía, Cristiano, a las primeras de cambio. Pese a no desplegar mucho fútbol, sobrevivió gracias a su gran portero, Rui Patricio, quien les llevó a la prórroga tras detener todos los intentos franceses. En ella desniveló Éder, inesperado héroe de Portugal, que se proclamó campeona de Europa por primera vez en su historia. La selección de Fernando Santos derrotó a Francia con un remate raso del delantero suplente en la segunda parte del tiempo adicional y alcanzó la gloria en París. Francia quiso reaccionar, y aunque estuvo cerca de empatar con un disparo al poste de Gignac, no consiguió el objetivo de levantar la copa ante su afición.
Cristiano lloró y luchó por continuar, no quería irse, no quería creer que fuera cierto lo que le estaba sucediendo, por eso intentó continuar hasta en dos ocasiones, pero cojeando y entre lágrimas tuvo que asumir que la final había terminado antes de tiempo para él. El faro portugués se retiró en la camilla en el minuto 24 después de un duro golpe de Payet en su pierna de apoyo, y estará de baja varias semanas con un esguince en los ligamentos de la rodilla izquierda. Antoine Griezmann, el homólogo de Cristiano en Francia, sí que estuvo, pero apenas se le vio aparecer, más allá de sus dos cabezazos, uno salvado espectacularmente por Rui Patricio y otro desviado, limitándose a eso su aportación.
Con Cristiano fuera de combate y Griezmann desaparecido, el guardameta luso fue el gran protagonista. Rui Patricio, con un repertorio de tremendas intervenciones, mantuvo a Portugal en la final. Salvó el primero ante Griezmann y después dejó sin gloria a Giroud y Sissoko, quien se erigió como el mejor jugador de Francia gracias a su potencia y velocidad. Eso fue la final. Poco fútbol y mucho pulmón, como demostró el propio Sissoko. Portugal se presumía vacía sin Cristiano, pero dio la campanada. Francia, arrolladora en el inicio, se vio más campeona, pero tuvo que conceder la derrota.
Éder, el delantero suplente, el que nunca marcaba, el que pasó sin pena ni gloria por el Swansea inglés antes de ser cedido al Lille, anotó el gol más importante de la historia de su país. Portugal se creció en la prórroga y Guerreiro avisó estrelló una falta magistral en el larguero. Los lusos empezaban a lamentarse cuando el gigantón Éder apareció y pasó a la historia de Portugal con un disparo lejano que superó a Lloris. Portugal levantó la copa. Lo hizo Cristiano, pese a no poder aportar nada en la final. Sus lágrimas pasaron a ser de alegría. Como las de los aficionados portugueses.