España se ha clasificado para los octavos de final del Mundial de Rusia 2018 tras tres sufridos partidos frente a Portugal, Irán y Marruecos, y pese a conseguir únicamente una victoria y dos empates han terminado como primeros del grupo B con los mismos cinco puntos que la campeona de la pasada Eurocopa. Gracias a un mayor número de goles a favor, España se enfrentará a la anfitriona Rusia en la siguiente ronda del campeonato, algo que nos puede hacer recordar la nefasta memoria de la última ocasión en que la selección se vio las caras contra los organizadores de un Mundial, así como lo que hubiera cambiado la historia de haber existido entonces la tecnología que ahora se introduce finalmente en el fútbol.
Sucedió en el mundial de Corea y Japón 2002, en la barrera psicológica de los cuartos de final, esa con la que España parecía estar empeñada en tropezarse una y otra vez. Cruzarse contra un combinado débil como el de Corea del Sur parecía aligerar mucho esa carga de responsabilidad para lograr la clasificación a semifinales, pero la polémica clasificación de los anfitriones en octavos frente a Italia ya habría hecho saltar las alarmas en la concentración española y preavisar de la posibilidad de encontrarse con un arbitraje más que dudoso en tal crucial enfrentamiento.
Las ayudas arbitrales a Corea eliminaron a Italia en octavos
Con un penalti inexistente, una expulsión inventada a Totti y dos goles mal anulados a la azzurra, Corea conseguía superarles por 2-1 gracias a la escandalos actuación de Byron Moreno. Ninguna de esas tres decisiones se hubieran tomado erróneamente de haberse aplicado la tecnología del VAR, pero Italia tuvo que resignarse y comprobar cómo Corea continuaba adelante con la ayuda de su jugador número doce.España viviría en sus propias carnes lo que Italia experimentó dos rondas antes, en uno de los partidos más polémicos que se recuerdan en la historia de los Mundiales. Un partido que empezó con Corea venida arriba espoleada por su público, pero que poco a poco se fue transformando en un dominio de la roja, con ocasiones claras y un agobio para la portería surcoreana prácticamente constante. Tras el descanso, el árbitro del partido, el ya históricamente célebre egipcio Gamal al Ghandour, anuló un gol a Rubén Baraja por entender que existía falta en ataque previa a su remate, una falta a todas luces inexistente. A partir de ese momento España siguió intentando atacar y tuvo varias ocasiones, pero Corea impuso su potencial físico para impedir el dominio de la roja, como ya había hecho ante Italia y Portugal previamente, ayudada por la permisividad arbitral. El partido se iría a la prórroga tras no moverse el marcador en los primeros noventa minutos.
Al-Ghandour, el árbitro que España nunca olvidará
Sería precisamente en la prórroga cuando se produciría la decisión más polémica del encuentro con un gol anulado a Fernando Morientes por entender el árbitro que el balón enviado por Joaquín desde la línea de fondo había salido fuera, aunque que en la misma repetición de la jugada se podía apreciar claramente la legalidad de dicha jugada, sin que el esférico llegar a arebasar la línea en ningún momento. Dicho tanto hubiese supuesto la clasificación instantánea de España a semifinales gracias a la regla del gol de oro vigente en dicho mundial y que había beneficiado a la propia Corea frente a Italia en octavos.El equipo español entró en cólera y el nerviosismo se apoderó de sus jugadores y de su técnico, José Antonio Camacho. Al Ghandour se encargó de continuar cortando jugadas españolas con tres fueras de juego inexistentes de los que al menos dos hubieran supuesto sendos mano a mano con el portero surcoreano. Morientes, que en la propia prórroga estrelló un balón contra el palo, recibió una tarjeta amarilla por las airadas protestas al árbitro. La prórroga finalizó también de manera polémica impidiendo un saque de esquina favorable a España, y los penaltis terminarían decidiendo la fortuna de ambas selecciones en el Mundial.
"Si España no ha ganado es porque ellos no querían que ganáramos"
Una vez finalizado el partido con el drama de la eliminación española, el árbitro y sus asistentes tuvieron imposible abandonar el estadio hasta que todos los jugadores españoles lo hicieron, y se vieron rodeados por una nube de airadas protestas mientras Camacho intentaba apartar a sus jugadores para evitar que la cosa fuera a más. El egipcio Al Ghandour y sus asistentes de Uganda y Trinidad quedaron señalados también en las declaraciones postpartido, con Iván Helguera afirmando que "todo el mundo ha podido ver dos goles perfectamente legales. Si España no ha ganado es porque ellos no querían que ganáramos."La prensa mundial también se hacía eco del escándalo, más allá del evidente enfado de la española, con medios como el Telegraph inglés afirmando abiertamente que España debería jugar las semifiinales contra Alemania y que el torneo, claramente adulterado, se había convertido en una farsa. En el año 2015, en medio de la revolución causada por los casos de corrupción de la FIFA, los medios italianos confirmaban tener pruebas del amaño de partidos en el Mundial de 2002, pero finalmente todo quedó en palabras y nada cambiará aquel polémico enfrentamiento entre España y la anfitriona del campeonato.