El virus FIFA vuelve a atacar, y nadie está a salvo de ser contagiado ante la epidemia de lesiones que causan las convocatorias de las selecciones antes, durante y después de los partidos internacionales. O eso nos quieren hacer creer, porque bajo la inteligente denominación se incluyen también las estrategias de los equipos para que sus futbolistas clave no corran el riesgo de lesionarse con un equipo que no les paga.
La historia se repite todos los años, y aunque ya sabemos que siempre nos la van a contar, no deja de resultar sorprendente la facilidad con la que se presentan como creíbles historias que, cuanto menos, rezuman un halo de desconfianza en el momento en el que salen a la luz. El último caso es el de la superestrella argentina del FC Barcelona Leo Messi, cuyas molestias en el pubis han acaparado los titulares y las portadas de los principales medios de comunicación en la última semana, casualmente coincidiendo con su regreso a la selección argentina que semanas atrás había pretendido abandonar.
Los medios exageraron sobre los problemas del argentino
Pero no nos centremos en la pataleta pese a que también tenga más tintes de intento de acaparar atención que del drama con el que ha sido acogido por la prensa, y vayamos a lo que nos ocupa. Desde que se empezó a hablar de las molestias de Lionel, antes de su partido con Argentina, se podía pensar que todo era una estrategia del Barça para evitar que jugase demasiados minutos. Hasta ahí todo normal, pues no sería la primera vez ni la última que un club ejerce tal presión sobre un seleccionador enviando un mensaje así a los medios, pero el tratamiento de la información ha sido un poco exagerado, por decirlo de algún modo.
La pubalgia de Messi llegó a parecer tan grave que incluso se dudaba que pudiese jugar con el club catalán en las próximas jornadas de Liga, algo ante lo que el propio jugador ha tenido que salir hoy al paso en las redes sociales publicando un mensaje tranquilizador: "Todo está bien, tengo que bajar el ritmo y seguir recuperándome con fisioterapia, pero nada preocupante". Tranquilizador, claro, para quienes se alarmaron y no pensaron desde un principio que Messi estaría en perfectas condiciones para jugar con el equipo que le paga, el mismo que presiona para que juegue menos en aquel que no lo hace.
